¿Cuántas veces no te ha pasado que tu pantalla mostraba un diseño que a todos les encantó y al momento de imprimirlo, los resultados fueron diferentes, por no decir, decepcionantes?
Un verde o un amarillo muy chillón, un rojo que ahora se ve más bien naranja, o incluso una imagen que se ve borrosa a pesar de que el tamaño es apenas una hoja carta.
Algunas de las razones por las que tu impresión salió defectuosa pueden ser:
- El ajuste de tu monitor. Más allá de la resolución, es importante tener calibrado el color en tu monitor. Si tienes un departamento de informática, pídeles ayuda. De lo contrario, si tienes Windows 10, solo tienes que buscar “Calibrar color de la pantalla” y podrás seguir el tutorial para ajustarlo. También, puedes verificar que se vea igual una imagen en la pantalla de tu computadora que en el monitor adicional, si cuentas con él.
- El modo de la imagen. ¿Has escuchado las palabritas CMYK o RGB? Estas son las que indican el “modo” de la imagen. Y son muy importantes si queremos imprimir o solo utilizar una imagen de forma digital. El modo CMYK hace referencia a las cuatro tintas que se utilizan para la impresión: Cian, Magenta, Amarillo y Negro. Y el RGB hace referencia a los tres colores que se usan en las pantallas: Rojo, Verde y Azul. Por lo tanto, es necesario verificar qué modo tiene la imagen que quieres imprimir. Si es la configuración no es correcta, definitivamente no vas a obtener el tono o color que estás buscando. Pide ayuda a tu departamento de diseño o consulta con tu impresor.
- La resolución de la imagen. Algo similar pasa con las resoluciones de imagen. Cuando las usamos en nuestra computadora, presentaciones cotidianas y teléfonos celulares, no requerimos de una resolución tan alta o grande para verlas bien. Ahora, cuando las necesitamos colocar en catálogos, paseos virtuales o en lonas o espectaculares, lo mejor es revisar que los puntos por pulgada (ppp o ppi) estén en un nivel de, idealmente, 300ppi o al menos 150. Lo mejor es preguntar a tu impresor cuál es el nivel que requiere y revisarlo con el diseñador. Si no tienes quién te ayude, revisa las propiedades de la imagen (dando clic derecho) para saber la resolución que tiene actualmente. Importante: hacerla más grande, no necesariamente la hace tener mejor resolución.
- El tipo de imagen. Finalmente, hay que conocer un poco sobre los tipos de imagen. Usualmente, las que tienen extensión JPG o JPEG son las más usadas y suelen estar en modo CMYK o RGB. ¿Cómo saberlo? Da clic derecho en tu imagen para ver las propiedades y busca “representación del color”. Ahí es donde se puede ver. Si tiene vacía esa etiqueta, busca entonces busca abrirla en un programa como Photoshop para ver la información. También es importante considerar que estas imágenes pierden calidad cuando se editan, así que trata de no hacerles muchos ajustes. Las imágenes con extensión PNG tienen excelente resolución para las pantallas y muchas veces, su fondo es transparente. Eso ocasiona que, en algunos monitores o celulares, veamos un fondo negro no muy favorecedor. Otro formato de imagen frecuente es el TIFF. Este es bueno para impresión porque suele utilizarse para imágenes de alta calidad. Otros tipos de archivo que se suelen usar para imágenes o ilustraciones son EPS, PSD o AI, pero no todos tienen los programas adecuados para abrirlos.
Si tienes dudas sobre qué imagen deberías enviar o si la que tienes puede adaptarse para impresión, no dudes en contactarnos.
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